Conclusiones extraídas de “Biografía del Silencio” de Pablo d’Ors

Me gustaría compartir con todos vosotros mi experiencia con la meditación. Creo que a alguno de vosotros se podrá sentir identificado conmigo y espero que le ayude a seguir profundizando en esta disciplina. Aún sigo en proceso de convertir la meditación como un hábito diario. Es un proceso largo y a veces complicado, pero siento que cada vez estoy más cerca. Siempre he estado familiarizada con la práctica de la relajación y de la visualización pero no tanto con la meditación.

Comencé a meditar en Los Angeles, cuando decidí irme para estudiar y para cuidar mi mente y cuerpo. Me inscribí en un centro llamado The Den Meditation, un centro donde todos los días había talleres impartidos por profesionales de la meditación. Iba todos los días una hora. Siendo muy sincera, el 90% de mi tiempo invertido ahí, me lo pase durmiendo en clase…

Sabía todos los beneficios que tenía la meditación pero me parecía complicadísimo ser constante y no quedarme dormida. Me parecía duro y aburrido. Siempre la he tenido muy pendiente pero era algo que siempre postergaba y justo antes del confinamiento di con este libro. Me lo leí y justo después nos confinaron. Ahí fue cuando empezó mi práctica diaria y pude realmente comprender en profundidad e integrar lo que quería decir Pablo d’Ors en este libro.

Querría compartir con vosotros todas esas conclusiones que pude extraer de este ensayo. 

A continuación escribiré de forma literal, entre comillas, frases extraídas del libro. He dividido este artículo en diferentes bloques: lo que te ayuda la meditación, la manera que tenemos de vivir y como la meditación puede ayudar a vivir con plenitud, aceptación, felicidad, ego, amor y pareja.

Lo que te ayuda la meditación:

“El principal fruto de la meditación es que nos hace magnanimos, es decir, nos ensancha el alma: pronto empiezan a caber en ella más colores, más personas, más formas, más figuras…”

Para Pablo d’Ors “La meditación en silencio y la quietud es el camino más directo y radical hacia el propio interior (no recurre a la imaginación o a la música como ocurre en otras vías) y eso require un temple de soldado y una firme determinación. No es excepcional que quien se decida por una meditación tan dura y seca haya pasado por muchas disciplinas espirituales de busqueda interior y tampoco es excepcional, que muchos salgan espantados trás las primeras sentadas ¿Por qué? Porque se trata de algo muy físico y sobrio” 

“En la meditación silenciosa, basta una habitación que no este demasiado caldeada ni demasiado fria; basta un banquito o un cojin para sentarse y una esterilla; acaso incienso muy suave o incluso un pequeño altar con una vela encendida…Todo está al servicio del recogimiento, todo invita a la interiorización” 

D’Ors sugiere que:  “Tener un grupo de compañeros con quienes reunirse a meditar es un gran tesoro, y tener un maestro o acompañante ante quien exponer las propias dudas y temores es muy recomendable para avanzar en esta vía”

La meditación no es solo para un grupo de personas exclusivo, es para todo el mundo:

“Puedes ostentar importantes cargos o ninguno, ser letrado o analfabeto, haber tenido miles de experiencias o muy pocas, venir de largos viajes o de un pueblo pequeño y desconocido…: nada de eso es una condición y mucho menos un impedimento para poder meditar. No importa cual haya sido tu pasado. No cuenta el equipaje que lleves contigo, sino tu, solo tu, todo lo demás es indiferente o, incluso, puede llegar a estorbar”.

Lo que comenta d’Ors es que: “Meditar no es difícil, lo difícil es querer meditar” “La meditación es una práctica de la espera. Pero ¿qué se espera realmente? Nada y todo. Si se espera algo concreto, esa espera no tendría valor, pues estaría alentada por el deseo de algo de lo que se carece. Por ser no utilitaria o gratuita, esa espera o confianza se convierte en algo neto y genuinamente espiritual”

“Al estar aparentemente inactivo, cuando uno está sentado meditando, se comprende mejor que el mundo no depende de ti”

Y como bien dice él: “Ver esto es muy sano: coloca al ser humano en una posición más humilde, le descentra, le ofrece un espejo a su medida”

 “Para meditar no importa sentirse triste o contento, mal o bien, esperanzado o desilusionado. Cualquier estado de ánimo que se tenga es el mejor estado de ánimo posible para hacer meditación” 

“Para percatarse de que cualquier estado de ánimo, aún aquellos que nos parecen más autenticos e incuestionables, basta verificar como nace y muere todo en nuestro interior con una pasmosa felicidad. Hacer meditación consiste precisamente en asistir cual espectador al nacimiento y muerte de todo esto, en el escenario de nuestra conciencia”

“Gracias a la meditación se aprende a no querer ir a ningún lugar distinto a aquel en que se está; se quiere estar en el que se está pero plenamente. Para explorarlo. Para ver lo que da de si” 

Pablo d’Ors Buena parte de sus sentadas las pasa soñando despierto, y que soñar le resulta muy agradable pero dice “eso no es meditación. Lo parece pero no lo es. Porque no se trata de soñar despierto, sino de estar despierto. Soñar es escaparse, y para vivir, no es preciso estar siempre escapandose. La dificultad radica en que nuestros sueños nos gustan mucho, en que nos emborrachamos con ellos. Vivimos ebrios de ideas e ideales, confundiendo la vida y la fantasia”.

“En la meditación no hay hay facilidad o dificultad objetivas; todo depende de las resistencias de cada cual. Meditar es, fundamentalmente, sentarse en silencio, y sentarse en silencio es, fundamentalmente, observar los movimientos de la propia mente”.

Con la meditación consigues aceptar lo que venga, sea lo que sea. Para él todo se trata en agudizar tu atención, es el arma más eficaz que tenemos. Conseguiremos ser más conscientes, y ser consciente es contemplar nuestros pensamientos.

d’Ors señala que:  “Todos los pensamientos e ideas nos alejan de nosotros mismos. Tu eres lo que queda cuando desaparecen esos pensamientos. Los pensamientos nunca logran calmarse del todo por mucha meditación que se haga. Siempre sobreviven, pero se sosiega nuestro apego a los mismo y, con él, su frecuencia e intensidad. Ni siquiera debe tomarse conciencia de lo que se piensa o hace, sino simplemente pensarlo o hacerlo. Tomar conciencia ya supone una brecha en lo que hacemos y pensamos. El secreto es vivir plenamente en lo que se tenga entre manos. Ejercitar la conciencia es el modo para vivir placidamente: totalmente ahora, totalmente aqui”.

En esta Sociedad en la que vivimos , llenamos nuestro vacío con el consumismo. Llenarnos y llenarnos de cosas materiales para intentar suplir nuestras carencias y también vivimos con la falsa creencia de que cuanto más somos más queremos tener, en cambio, la meditación lo que nos enseña es que “cuando no se tiene nada, se dan más oportunidades al ser” “Conviene dejar de una vez por todas desear cosas y de acumularlas; conviene comenzar a abrir los regalos que la vida nos hace para, acto seguido, simplemente disfrutarlos. La meditación apacigua la máquina del deseo y estimula a gozar de lo que se tiene”

Otra de las cosas que ayuda la meditación es: “a aumentar la capacidad de asumir las propias responsabilidades. Iniciarse en la meditación supone haber llegado a un punto en el que ya no te consientes apuntar a las circunstancias o culpar a los demás. Cuando estés en ese punto debes sentarte a meditar” También la meditación te ayudará a vaciarte y en ¿qué te ayudará el limpiar y vaciar tu interior?: “Tanto más noble es un ser humano cuanto mayor sea su capacidad de hospedaje o acogida. Cuanto más vacíos estemos de nosotros mismos, más cabrá dentro de nosotros. El vacío de si, el olvido de si, está en proporción directa con el amor a los demás. Cristo y Buda son, en este sentido los modelos más insignes que conozco”

D’Ors dice literalmente: “ Yo por ejemplo, empecé a meditar para mejorar mi vida, ahora medito sencillamente para vivirla. Si lo pienso bien, nunca vivo tanto cuando me siento a meditar, pero si más conscientemente, y la conciencia no era otra cosa que el contacto con uno mismo. Asi que meditar es para mi, estar conmigo, mientras que cuando no medito no sé en verdad donde estoy. No se trata fundamentalmente de ser más feliz o mejor, sino de ser quien eres. Estás bien con lo que eres, eso es lo que se debe comprender. Ver que estás bien como estas, eso es despertar”

Uno de los aspectos importantes a tener en cuenta es el apego.Es crucial que el apego que tenemos hacia las cosas o personas sea sano. Es lo que va identificar el grado de salud que tenemos con respecto a las relaciones humanas y materiales. Cuanto más apego tenemos sobre las cosas más miedo tendremos a perderlas, ya que nos apegamos a lo que no aceptamos perder y te dejarás invadir a cualquier precio para no perder a esa persona o a esa cosa.

Pablo d’Ors añade: “Podemos sentir apego hacia nuestra madre, pero tambien hacia un simple cuaderno (y en este segundo apego puede ser incluso mas visceral que el primero) el apego tiene que ver con el aparato ideológico que rodea a lo que tememos y, sobretodo, a nuestra manera de tener o no tener. La meditación es una manera de purgar el apego, de ahi que no sea agradable en primera instancia” “En la meditación, nada es más fuerte que yo sino me apego a ello. Por supuesto que las cosas me tocan, los virus me infectan, las corrientes me arrastran o las tentaciones me tientan, por supuesto que tengo hambre sino como, sed si no bebo, sueño si no duermo, por supuesto que soy sensible a la caricia de una mujer, a la mano extendida de un mendigo, al lamento de un enfermo o al grito de un bebe. Pero una vez tocado e infectado, tentado o arrastrado, una vez enamorado o afligido soy yo quien decide como vivir esa caricia o esa bofetada, ese grito o ese gemido, como reaccionar a esa corriente o responder a ese reclamo. Mientras pueda decir yo, soy el señor, soy también criatura, desde luego, pero tengo una conciencia que, sin dejar mi condición de criatura, me eleva a un rango superior”

La meditación es una disciplina que tarda mucho en incorporarse a tu día a día, como he comentado antes, no es tarea fácil, pero es importante ser constante y tener fé en que a medio, largo plazo trae muchos frutos y Pablo d’Ors añade: “En el fondo da igual si se avanza mucho o poco, lo importante es avanzar siempre, perseverar, dar un paso cada día. La satisfacción no se obtiene en la meta, sino en el camino mismo. El hombre es un peregrino, un homo viator”

La manera en la que vivimos:

Todos tenemos un serio problema, creemos que cuantas más experiencias, vivencias, aventuras tengamos más sabios vamos a ser o más creeremos que estamos creciendo a nivel personal y no, es todo lo contrario, en realidad estamos huyendo de nosotros mismos, estar en contacto con nosotros nos produce ansiedad, en definitiva nos angustia la soledad. Nos aterroriza el silencio. A esto le añadimos el fenómeno llamado FOMO (fear of missing out) “Miedo a perderse algo” aunque este término, está más relacionado con las Redes Sociales, también se podría aplicar aunque no estén involucradas necesariamente. A muchos de nosotros nos genera mucha ansiedad no poder estar haciendo todos los planes que les estén surgiendo a nuestros amigos, por miedo a pensar que se lo están pasando mejor que tú, que esa experiencia que van a vivir te la estés perdiendo, etc…ese afán de acumular y acumular experiencias creyendo que te van hacer ser más guay, más cool o no yéndonos tanto a lo superficial o a la apariencia, creer que no te van a realizar como persona.

Pablo d’Ors con respecto a esto dice:

“La cantidad de experiencias y su intensidad solo sirve para aturdirnos. Vivir demasiadas experiencias suele ser prejudicial. No creo que el hombre esté hecho para la cantidad sino para la calidad. Las experiencias, si vive uno para coleccionarlas, nos zarandean, nos ofrecen horizontes utópicos, nos emborrachan nos confunden…Ahora diría que incluso que cualquier experiencia, aún la de la apariencia más inocente, suele ser vertiginosa para el alma humana, que solo se alimenta si el ritmo de lo que se le brinda es pausado”

 “Los peces de colores que hay en el fondo de ese océano que es la conciencia, esa flora y fauna solo pueden distinguirse cuando el mar está en calma, y no durante el oleaje y la tempestad de las experiencias”

“A los seres humanos no les suele bastar los peces y mucho menos simplemente con el agua; preferimos las olas: nos dan la impression de vida, cuando lo cierto es que no son vida, sino vivacidad”

Pablo d’Ors nos dice literalmente: “Hoy se que conviene dejar de tener experiencias sean del género que sean, y limitarse a vivir: dejar que la vida se exprese tal cual es, y no llenarla con los artificios de nuestros viajes o lecturas, relaciones o pasiones, espectáculos, entretenimientos, búsquedas…”

“No viajar, no leer, no hablar…todo eso es casi siempre major que su contrario para el descubrimiento de la luz y la paz”

“Nuestra vida solo es digna de este nombre si fluye, si está en movimiento. Sea por cobardía o por pereza, sin embargo, o incluso por inercia, aunque casi siempre es el miedo lo que mayormente nos paraliza, todos tendemos a quedarnos quietos y, todavía más, a encastillarnos. Encastillarse no es solo quedarse quieto; es dificultar cualquier movimiento futuro. Buscamos trabajos que nos aseguren, matrimonios que nos aseguren, ideas firmes y claras, partidos conservadores, ritos que nos devuelvan una impresión de continuidad…Buscamos vivencias protegidas, sistemas sanitarios bien cubiertos, inversiones del mínimo riesgo, ir sobreseguro…Y así es como el rio de nuestra vida va encontrando obstáculos en su curso, hasta que un día sin previo aviso, deja de fluir” Por lo que yo añado que hay que fomentar y desarrollar más nuestra intuición. Guiarse más por lo que sentimos sin que intervenga tanto la razón, de esa forma estaremos viviendo más en consonancia con lo que sentimos, con lo que somos, por mucho riesgo que nuestra mente crea que haya. Estamos aparcando demasiado al corazón y ahora parece que la razón es la única protagonista de nuestra vida.

Pablo d’Ors añade: “Más de un 80% de nuestra actividad mental es totalmente irrelevante y prescindible, y más aún contraproducente. Es mucho más saludable pensar menos y fiarse más de la intuición, del primer impulso. Cuando reflexionamos solemos complicar las cosas, que suelen presentarse nítidas y claras en un primer momento. Casi ninguna reflexión mueve a la acción, la mayoría conduce a la parálisis. Es más: reflexionamos para paralizarnos, para encontrar un motivo que justifique nuestra inacción. Nada de esto significa que pensar sea malo, sino en su justa medida. Pensar es como comer o dormir: no debe de hacerse en exceso. Al igual que nos sentamos en la mesa para comer y no comemos de cualquier manera y a todas horas, quizá tambien para pensar deberíamos sentarnos y no hacerlo cuando el pensamiento le convenga o se le ocurra”

“Tanto más se piensa, más se debe meditar: esa es la regla ¿Qué por qué? Pues porque cuanto más llenamos la cabeza de palabras, mayor es la necesidad que tenenos de vaciarla para volver a dejarla limpia”

Otra de las puntualizaciones que deberiamos reflexionar es sobre la intensidad, creemos que la intensidad es sinónimo de vida y no necesariamente tiene que ser así, porque muchas veces tenemos la falsa creencia que sino hay fuego en lo que hacemos o sentimos, nos complicamos la vida y ahí vendrían los problemas. Ahora con esta frase de Pablo lo vereis más claro:

“Todos solemos estar demasiado enamorados del drama. En cuanto nos percibimos como seres no dramáticos ¡nos aburrimos de nosotros mismos! Nos inventamos los problemas y las dificultades para sazonar nuestra biografía. Sin esas trabas nos parece plana y gris. Descubrir que uno no puede realizar determinada tarea, por ejemplo, no tiene que por que ser un problema; puede ser una liberación. La convalecencia que comporta una enfermedad bien puede ser vivida como una merecida temporada de vacación, la ruptura de un matrimonio puede ser el primer paso para un matrimonio mejor. Dicho más sencillamente: la amargura o dulzura de la que hagamos gala no depende de la realidad -el matrimonio, la tarea o la enfermedad- sino de nosotros, solo de nosotros.”

Para concluir este bloque lo importante es dejarse estar, no esperar nada de nadie ni de la vida, limitate a vivir y a aceptar lo que te vaya trayendo la vida: que tu vida no se convierta en un continuo esfuerzo en ajustarla a nuestras ideas y apetencias y mucho menos exigir al de al lado que cumpla tus expectativas. Como decía Fritz Perls, el creador de la Gestalt: “No he venido a este mundo a cumplir tus expectativas. No has venido a cumplir mis expectativas”

Aceptación

La aceptación es una palabra clave para ser feliz y no empeñarse en que las cosas sucedan como uno quiere. Hay muchas cosas que no están bajo nuestro control y si no salen como queremos entraría en juego mucha frustración y por lo tanto mucho sufrimiento.

Por lo que: “Cuanto más se familiariza uno la realidad, sea esta cual sea, mejor”

Con respecto al dolor d’Ors dice: “Para lograr tal conexión con el dolor es preciso hacer exactamente lo contrario a lo que nos han enseñado: no correr, sino parar; no esforzarse, sino abandonarse; no proponerse metas, sino simplemente estar ahí” Está frase yo la entiendo como una aceptación del dolor, sea del tipo que sea. No hay que pasar por encima de el, no hay que forzarse para estar bien si o si, no hay que marcarse una fecha para superarlo. Sino, estar simplemente ahí, aceptándolo y dándose el permiso y el espacio para el desahogo. Lo que considero que no hay que hacer es regodearse de ese sufrimiento y encontrar el placer en ese estado, sino intentar con buena actitud, motivación y sin prisa encontrar la manera más adaptativa y sana para resolver ese problema que te está haciendo daño.

“Podemos tomar lo que la vida nos ofrece como obstáculos, pero es más razonable, más saludable, tomarlo como oportunidades para avanzar. En cuanto damos la bienvenida al sufrimiento, este se desvanece, pierde su veneno y se convierte en algo mucho más puro, más inocuo y, al tiempo, más intenso. Es siempre más inteligente afrontar directamente un problema o un peligro que esconderse o huir de él. Si en nuestra vida hay algo que asoma la cabeza, sea lo que sea, lo mejor es ponerle cara lo antes posible, para saber con quien o que temenos que vérnoslas”

Felicidad

“La Felicidad es esencialmente percepción. Y que si nos limitaramos a percibir, llegaríamos por fín a lo que somos”

“Cuanto más se medita, mayor es la capacidad de percepción y más fina la sensibilidad”

“Lo que realmente mata al hombre es la rutina; lo que le salva es la creatividad; es decir, la capacidad para vislumbrar y rescatar la novedad. Si se mira bien (y eso es en lo que educa la meditación) todo es siempre nuevo y diferente. Absolutamente nada es ahora como hace un instante. Participar de ese cambio continuo que llamamos vida, ser uno con él, esa es la única promesa sensata de la felicidad” 

“La iluminacion (es decir, esa luz que ocasionalmente se enciende en nuestro interior, ayudándonos a comprender la vida) se esconde en los hechos más diminutos y puede advenir en cualquier momento y por cualquier circunstancia. Vivir bien supone estar siempre en contacto con uno mismo”

La felicidad es una decisión personal, nosotros somos responsables de estar bien o mal. La actitud que eliges para afrontar las cosas y la manera en la que quieres vivir es una decisión tuya. Nosotros creamos el estado de ánimo que deseamos. Otra de las cosas que nos hace sufrir mucho es de nuevo las expectativas que tenemos de alguien o de algo y cuando no se cumplen, surge la decepción.

“La decepción surge de que lo que sucede no se ajusta a la idea que nos habiamos hecho. El problema radica, por tanto, en esa idea que nos habíamos hecho. Lo que nos decepciona, en consecuencia son las ideas. El descubrimiento de la desilusión es nuestro principal maestro. Todo lo que desilusiona es mi amigo”

Nos ayudará a ser felices como dice d’Ors, aceptar con buena actitud y agradecimiento lo que te vaya trayendo la vida y literalmente: “Voy comprendiendo que siempre sucede lo que tiene que suceder. Lo que sucede es siempre lo mejor de lo que podría haber sucedido. El devenir es mucho más sabio que nuestra ideas o planes. Pensar lo contrario es un error de perspectiva y la causa última de nuestro sufrimiento y de nuestra infelicidad. Solo sufrimos porque pensamos que las cosas deberían de ser de otra manera. En cuanto abandonamos esta pretensión, dejamos de sufrir. En cuanto dejamos de imponer nuestros esquemas a la realidad, la realidad deja de presentarse adversa o propensa y empieza a manifestarse tal cual es, sin ese patron valorativo que nos impide acceder a ella misma. El camino de la meditación es por ello el desapego, el de la ruptura de los esquemas mentales o prejuicios: es un irse desnudando hasta que se termina por comprobar que se está mucho mejor desnudo”.

Ego

“Entre todas las cosas que se interponen entre nosotros y la realidad, entre todas esas cosas que nos impiden vivir porque actuan como filtros deformadores, la más dura de erradicar es lo que en el budismo zen se conoce como ego”

“El ego siempre reaparece, aunque transformado, pues nadie puede vivir sin él” 

El ego no es algo externo a nosotros. Representa a nuestro yo, la identidad con la que nos mostramos ante los demás y ante nosotros mismos. Está constituido por todas nuestras experiencias y aprendizajes, por todos nuestros miedos y heridas sufridas. El ego se manifiesta en nosotros mediante una constante lucha por tapar las debilidades. Por mantener una apariencia de fortaleza y distanciamiento emocional. Representa nuestra conducta más infantil, la que no ha aprendido de los errores. Cuando no tomamos conciencia de que nuestro ego puede haber adquirido el dominio de nuestra conducta, vemos como algo natural el rencor, la vanidad, la violencia, la posesión y la destrucción.

Al no responsabilizamos de nuestro ego, actuamos en modo automático, sin tomar conciencia de las consecuencias que conllevan nuestros actos. Nos alejamos de nuestra esencia, de nuestra humanidad; alimentando nuestro ego. Acaba siendo inevitable caer en la infelicidad y el sufrimiento. Ya que el ego se alimenta de esto mismo, de la miseria, de la tortura a nuestro bienestar y nuestras posibilidades de adentrarnos en nuestra felicidad. Para poder ser personas más responsables sobre nuestras vidas y conscientes sobre nuestro desarrollo personal, no se trata de eliminar al ego ni desprendernos de él. Ya que el ego forma parte de lo que somos y es algo que resulta inevitable.

El trabajo personal a realizar sería el de disminuir su influencia en nuestras vidas, y sobre todo tomar conciencia de cuándo es el ego el que está tomando la posesión de nuestros pensamientos y actos.

Al hacernos conscientes de cuando aparece la influencia del ego, es cuando podemos dominarlo y decidir la actitud que nosotros queremos tomar. Desprendiéndonos así del rol victimista que nos engancha al sufrimiento.

Pablo d’Ors nos habla de como es su modus operandi a la hora de vivir con plenitud. Quizá lo que dice puede inspiraros para e ir encontrando la felicidad y paz interior que necesitáis: “No estoy dispuesto a no bailar si suena la flauta, o a no comer si me ofrecen un manjar, o almacenar para mañana cuando hay quien no tiene para hoy. Tampoco estoy dispuesto a creerme el ombligo del mundo, ni a suponer que lo mio es lo mejor, ni a martirizarme con problemas diminutos o dolores imaginarios”

“He decidido comer y beber con moderación, dormir lo necesario, escribir unicamente lo que contribuya a hacer mejores a quienes me lean, abstenerme de la codicia y no compararme jamás con mis semejantes. También he decidido regar mis plantas y cuidar de un animal. Visitaré a los enfermos, conversaré con los solitarios y no dejaré que pase mucho tiempo sin jugar con un niño”.

“Amor y pareja”

Un amor sano de pareja es no exigir al otro que supla tus carencias porque lo que hará es generar mucha frustración y sufrimiento y por tanto descaragarás mucha rabia contra ella. Por lo que sería bueno que nos repitieramos de nuevo la frase de Fritz Perls: “No he venido a este mundo a cumplir tus expectativas. No has venido a cumplir mis expectativas”

“En el amor autentico no se espera nada del otro; en el romántico, si. Todavia más: el amor romático es, esencialmente, la esperanza de que nuestra pareja nos de la felicidad. Sobrecargamos al otro con nuestras expectativas cuando nos enamoramos. Y tales son las expectativas que cargamos sobre el ser amado que, al final, de él o de ella, no queda ya practicamente nada. El otro es entonces, simplemente, una excusa, una pantalla de nuestras expectativas. Por eso suele pasarse tan rapidamente del enamoramiento al odio o a la indiferencia, porque nadie puede colmar expectativas tan monstruosas”

“Ningún prójimo puede dar nunca esa seguridad radical que buscamos; no puede ni debe darla. El ser amado no está ahí para que uno se pierda, sino para perderse juntos; para vivir en compañia la liberadora aventura de la perdición”

“Cuando dejas de esperar que tu pareja se ajuste al patrón o idea que te has hecho de ella, dejas de sufrir por esa causa”

Todavía queda aún mucho camino pero estas conclusiones me ayudan a no perderme en el.

Espero que os haya inspirado este artículo y os animéis a leer el libro y si lo sentís empecéis a meditar.

                                                                                                                                            Alejandra Krieger

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